José María López Bourio

¿Tú crees, José María? Breve semblanza y recuerdo de Paco Cacharro

Paco Cacharro me ha interpelado así directamente con esa pregunta en muchas ocasiones: “¿Tú crees, José María?”.

Sé que lo hacía para que de alguna forma yo me asegurase de que lo que le estaba diciendo era lo que de verdad pensaba sobre tal o cual asunto del que estábamos hablando.

Así fue Paco conmigo, muy directo y siempre cordial, buscaba las mejores respuestas, las adecuadas al problema o a la cuestión que se trataba, no gustaba de la adulación, ni el halago, iba al grano con criterio propio, firme de convicciones, inteligente y muy hábil en la negociación, buen amigo y aliado en los muchos proyectos en los que desde mi puesto en la secretaría general de la CEL tuve la oportunidad de colaborar en su larga etapa de Presidente de la Diputación de Lugo.

Fueron unos 20 años en los que mantuve muchas relaciones con Paco, pues la CEL entonces tenía un gran protagonismo, no solo en la economía local, por su representatividad con las empresas, sino también en el desarrollo provincial, y en lo que fue toda la gestación e impulso del Campus Universitario: la mejor y la más brillante idea que muestra el amor de Paco y su apuesta por el futuro de Lugo, nunca bien agradecida, pues aquello ha significado un antes y un después para una pequeña capital de provincia, hoy referencia en todos los estudios universitarios e investigación relacionados con el sector agro industrial. Veterinaria fue el germen, y quien ganó prestigio nacional e internacional, y a ella siguieron las ingenierías sectoriales, las facultades de Tecnologías Alimentarias y otras, un gran trabajo que cambió Lugo y ha influido en la generación siguiente de lucenses y en sus empresas. En fin, Paco fue un visionario con los pies en la tierra, quizás el Campus Terra debería de apellidarse Campus Paco Cacharro.

Viví con el buenos momentos, por ejemplo en la etapa de la ejecución del proyecto del Pazo de Exposiciones, me encantaba ver con qué temple y una media sonrisa afrontaba algunas exigencias imposibles que planteaba la propietaria de la empresa constructora -arrogante fumadora de cohíbas-, y a la que Paco sabía como hacer desistir, aunque si había que dirimir discrepancias económicas ante los juzgados no se arredraba. Pero lo cierto es que el proyecto salió adelante, y he decir que Paco respaldó totalmente a Guillermo Sánchez Vilariño, que era por entonces el Presidente de la CEL y la Fundación Ferias, promotora del proyecto.

Otro ejemplo de nuestra relación fueron los muchos paseos por Lugo en su coche, conduciendo por lugares como el Ceao, las Gándaras, la Residencia, Sanfiz, el Rato, o Nadela, pues como hemos vivido cercanos en esta zona de Casas Baratas, me veía y decía: “Vamos a dar un paseo”. Y en esos recorridos aprovechaba para contarme tal o cual idea o proyecto que tenía para desarrollar ese lugar de la ciudad, y era cuando yo le decía alguna cosa o le planteaba otras posibilidades de actuación y su reacción era la citada: “¿Tú crees, José María?”.

Diez años después, se te echa en falta, Paco.