En relación con Francisco Cacharro Pardo, el primer pensamiento que viene a mi memoria es para el amigo en el que podía confiar. Aquel que nunca defraudaba, que cuando daba una palabra, la cumplía. Aquel que lo mismo podía ayudar en una cuestión familiar que en un tema político.
Y hablando de política, tengo que decir que los años en que fue presidente del Partido Popular y de la Diputación de Lugo he visto cómo iba modernizando la provincia. Conocía cada rincón de cada municipio.
Durante los ocho años que fui diputada provincial tuve el honor de representarle en múltiples actos, y también tuvo a bien encargarme el área de Servicios Sociales. En ese tiempo, entre otras cosas, se pusieron en marcha dos ambiciosos planes: uno fue el servicio de teleasistencia en toda la provincia (de forma gratuita para el usuario), alcanzando el segundo puesto en número de beneficiarios a nivel nacional, y el otro plan pionero fue el convenio firmado con la ONCE para dotar de un Plan Director de Accesibilidad a todos los ayuntamientos inferiores a veinte mil habitantes.
Esto no es más que una pequeña muestra de la visión de futuro que Paco Cacharro tenía en el ámbito de los Servicios Sociales y, en definitiva, en cómo hacer que las personas más vulnerables de la sociedad tuvieran una vida mejor y más fácil. Una vida en un tiempo en que las administraciones públicas apenas dedicaban pequeñas partidas de sus presupuestos a la atención a los mayores y a la accesibilidad arquitectónica, debido a que no existía concienciación social sobre estos asuntos.