Me llama mi buen amigo y paisano Xulio Xiz para animarme a que, como compañero y su Vicepresidente primero en la Diputación de Lugo desde 1983 a 1990, escriba sobre Paco Cacharro.
No es tarea fácil hacerlo sobre una personalidad como la suya, y menos poder hacerlo de forma objetiva, ya que la amistad, a veces, impide apreciar las cosas con objetividad. No obstante acepto y espero cumplir honestamente, y así ayudar a perpetuar, para bien, la memoria del gran hombre que era mi buen amigo Paco.
Debido al destino de su padre, como maestro, nace en Andalucía, en la provincia de Jaén, en el año 1936, lo que no influiría para nada en que se considerara un gallego más durante toda su vida.
Estudia Magisterio en Lugo y Pedagogía en Santiago de Compostela, sacando a continuación las oposiciones de Inspector, cargo que ostentó durante toda su vida.
En 1979 se celebran las primeras elecciones democráticas Municipales. Él sale elegido concejal por el Ayuntamiento Lugo, y yo alcalde de Vilalba, ambos por el Partido AP-PDP. Asimismo, y por ese mismo partido, los dos fuimos elegidos Diputados Provinciales, cada uno por su Partido Judicial, él por el de Lugo y yo por el Vilalba. Nuestro partido en total obtuvo 7 Diputados, el BNG 1, el PSOE 1 y UCD 15.
En los prolegómenos para la elección de Presidente de la Diputación fue donde conocí a Paco Cacharro.
Había oído hablar de él como político, pero yo, que no tenía ningún contacto con la política, nunca había coincidido con él. En los primeros encuentros ya me di cuenta de lo bien que conocía y entendía la política y su acierto en predecir situaciones futuras.
Para la Presidencia de la Diputación sonaba el nombre de Luis Cordeiro, de Foz, diputado por el Partido Judicial de Mondoñedo en representación de la UCD, partido mayoritario, pero a última hora apareció otro candidato, del mismo partido, que según corrió el rumor, contaba con el apoyo de Madrid, y con 7 votos de su grupo. La candidatura de Luis Cordeiro estaba apoyada por el todopoderoso en la política provincial Antonio Rosón.
Llegado el día de la elección de Presidente, ya en la reunión previa de nuestro grupo, algunas voces se mostraban partidarios de votar al nuevo candidato, que con sus 7 votos (de ser ciertos) mas los 7 nuestros, saldría elegido Presidente en la primera votación, quedando así obligado con nuestro grupo por el apoyo prestado para ser Presidente.
Cacharro, con su veteranía y mejor conocedor de los entresijos de la política, nos convenció de que nuestra mejor opción era la abstención en la primera votación, ya que tal y como decían que estaban los votos, en la primera votación, ninguno de los candidatos obtendría la mayoría suficiente para ser proclamado Presidente. En ese caso ya veríamos en la segunda votación qué hacer con nuestros votos. Así lo acordamos e hicimos. El candidato alternativo sólo obtuvo su voto, y Cordeiro salió proclamado Presidente a la primera votación. Si no fuera la visión política de Paco, hubiéramos hecho el ridículo más espantoso. Y el ridículo, en política, al menos en aquella época, como decía el Presidente Taradellas, es lo que nunca debe hacer un político. Ahora no lo sé, porque las cosas puede que hayan cambiado hasta ese extremo.
En el mandato del 79 al 83 llevó la portavocía de la oposición, compaginándola a su vez durante un par de años con la Consellería de Educación en la Xunta de Galicia. A lo largo de esos años se puede decir que se hizo una oposición constructiva.
Llegan las elecciones de 1983. Los resultados nos dan, para la Diputación, 13 Diputados, mayoría absoluta, el PSOE obtiene 6 y los Nacionalistas 6. Sin lugar a discusión es elegido Presidente Francisco Cacharro, cargo en el que permanecerá durante 24 años, consiguiendo siempre mayorías absolutas.
A mí, como Alcalde de Vilalba, que de 17 concejales había sacado 15, me nombra Vicepresidente 1º, renovándome en ese mismo puesto en 1987, teniendo sus dimes y diretes el nombramiento con otro que aspiraba al puesto.
Con su experiencia como líder de la oposición y como exconselleiro, tenía las ideas claras de lo que deseaba para la provincia de Lugo y, sin pérdida de tiempo y con plena dedicación, se dedicó a ponerlas en marcha.
Entre las consideradas importantes estaba el poner en funcionamiento la idea inicial de Luis Cordeiro de tener una Facultad de Veterinaria que ampliara las posibilidades de creación de un Campus que abarcara todo lo relacionado con la Agricultura, mejorando así las Escuelas ya existentes. Lo consiguió y con nota, ya que el campus de Lugo dispone de una de las mejores Facultades de Veterinaria de España con repercusión, incluso, en el extranjero.
No escatimó ni en horas de trabajo, ni en entrevistas, ni en medios para poder conseguirlo, y ahí está y a él se le debe. Lugo y todos le tenemos que estar agradecidos.
Otra gran idea era la de hacer una circunvalación de carreteras que permitiera la comunicación de los Ayuntamientos sin tener que pasar por la capital. El cinturón ahí está prestando un gran servicio.
Enumerar las obras y actividades que dejó Cacharro a lo largo de tantos años sería casi imposible. Lo tocó todo: las artes, la cultura, los deportes… En todo colaboró.
En cuanto a su forma de llevar la Diputación, tengo que decir que era totalmente personalista. No le gustaba que nadie interviniera en sus decisiones. En ocasiones los más allegados a él (Federico de Meira, Fernando de Palas, Julio de Carballedo, Fernando Carlos de Bóveda y yo) en las reuniones y comidas que realizábamos con frecuencia le manifestamos nuestra opinión de que algunas decisiones debería compartirlas. El, aún admitiendo la conveniencia del debate, manifestó que las decisiones finales las tomaba él bajo su entera responsabilidad. No tuvimos más remedio que aceptarlo de esa manera porque también admitimos que lo estaba haciendo bien. Era una persona que lo quería controlar todo y así lo hacía, incluso, en algunas ocasiones, en asuntos no exclusivos de la Diputación. Con el paso del tiempo a ese grupo más próximo “nos fue ascendiendo” a puestos de mayor relevancia lejos de la Institución.
Conocía la Provincia como la palma de la mano. A ello, sin duda, debió de contribuir su profesión de Inspector de Enseñanza, que lo llevó a recorrer todas las villas y aldeas en donde existiera una Escuela rural. A todo eso unía su virtud de ser un gran observador. Todo ello contribuyó a que realizara obras y trazados de gran interés en la zona rural.
Hasta el mejor hombre puede tener algún fallo. Nadie es plenamente perfecto. Uno del que yo tengo constancia es el de que en algún momento confió demasiado en algunas personas que no le respondieron como él se esperaba y se merecía. No afectó ello para nada a su política pero, personalmente, sé que pasó malos momentos.
De él solo guardo buenos recuerdos y momentos gratos de camaradería, tanto en las labores de la política como en las de descanso y fiesta. Gracias, Paco.