Ramón Arias Roca

Francisco Cacharro y el urbanismo en Lugo

Tanto mi actividad profesional como el servicio a la Ciudad como concejal me llevó a disfrutar de un excelente observatorio del desarrollo de la provincia y de la ciudad de Lugo, en el que sin duda alguna jugó un papel importantísimo Francisco Cacharro Pardo, presidente de la Diputación Provincial de Lugo, presidencia desde la que consiguió importantísimos logros para nuestra ciudad y provincia.

En mi opinión, los últimos 100 años de la historia de Lugo están marcados por dos actuaciones decisivas. La primera, conocida como Operación Muralla Limpia, fue diseñada y desarrollada por Ramón Falcón, y la segunda, el Campus Universitario de Lugo, fue un empeño personal de Francisco Cacharro. La ejecución de ambos proyectos ha cambiado la ciudad para siempre, configurando de una forma muy positiva la realidad actual de sus habitantes, porque se ha convertido en ciudad universitaria y en un importante polo turístico del noroeste peninsular.

Francisco Cacharro, durante los 24 años de Presidencia de la Diputación Provincial de Lugo, ideó, impulsó e incluso proyectó importantes actuaciones en el área de las infraestructuras de comunicaciones. Durante sus mandatos como Presidente se amplió la red provincial de carreteras, entre las que destaca el conocido como cinturón comarcal de Lugo, calificado en aquel momento por los medios de comunicación como “la joya de la época”, y hoy nombrado como LU-P-1611. Esta vía da servicio hoy en día a más de 130.000 habitantes de la provincia.

Pero su trabajo alcanzó, mejorándolas, otras áreas de la actividad económica y social de la provincia como el turismo, la práctica del deporte, la artesanía o la protección del medio ambiente.

En el área de la actividad turística, aprovechando los embalses del sur de la provincia y con una pequeña inversión económica, creó las rutas turísticas en barco por los ríos Miño y Sil, dando a conocer a una gran cantidad de personas zonas y elementos de gran valor paisajístico, histórico, cultural, artístico, arquitectónico, etc., en los ayuntamientos de Portomarín, Taboada, Chantada, Monforte, Sober, Carballedo, Ferreira de Pantón, Ribas de Sil y Quiroga, desconocidos para el gran público hasta entonces. Esta actuación ha tenido como consecuencia el impulso de la actividad económica de varios sectores, como la hostelería, el transporte e incluso la viticultura, que desde entonces vive un resurgimiento y un crecimiento que parece imparable.

En el área de la práctica del deporte, el tesón de Francisco Cacharro consiguió aunar los esfuerzos de la Diputación, de la Xunta y la Caja de Ahorros de Galicia, liderando la construcción y mantenimiento del Pazo Provincial de Deportes, que permite, con el decidido apoyo económico de la Diputación, que Lugo pueda tener varios equipos en las ligas superiores de baloncesto, y que alrededor de ellos hayan ido surgiendo las mejores aficiones y multitud de equipos, desde niñas y niños de corta edad hasta veteranos. Para la práctica del deporte base y aficionado del baloncesto, Francisco Cacharro inició la ampliación de las instalaciones deportivas, construyendo el conocido como Anexo o “Paciño”, que desafortunadamente no ha tenido continuidad.

En los años de la presidencia de Francisco Cacharro la Diputación impulsó no sólo la formación universitaria en la Provincia con el Campus de Lugo, sino también la formación artesanal con talleres que fueron referentes en sus respectivos ámbitos, Taller del Mueble, Taller del Traje Regional y el Taller de Instrumentos Musicales. Todos ellos enmarcados en su nuevo Centro de Artesanía y Diseño de Lugo.

Otra magnífica realidad, realización de Francisco Cacharro, fue su impulso de la mejora del Medio Ambiente en Lugo. Aprovechando la necesidad de recuperar medioambientalmente los cauces de los ríos Rato y Fervedoira, cuyo “abandono” los había llevado a la más completa degradación, se adquirieron terrenos para crear en sus márgenes un gran parque lineal, que enlaza con el Parque del Miño y que hoy conocemos como el Cinturón Verde de Lugo. Este espacio hoy se utiliza para la práctica del deporte, para el esparcimiento, para la realización de distintas actividades de ocio y turísticas, etc.

Durante los años de Presidencia de Francisco Cacharro se detecta en casi toda la provincia un déficit de suelo apto para la implantación de actividades económicas de tipo industrial y/o comercial, sobre todo en los ayuntamientos más pequeños. La imposibilidad de implantar estas pequeñas actividades calificadas como industriales en sus ayuntamientos provocaba que los emprendedores locales materializasen sus iniciativas en ayuntamientos próximos mas grandes, donde hubiese áreas de suelo que reuniesen las condiciones para la implantación de la actividad. Los alcaldes de estos “municipios más pequeños” manifiestan su gran preocupación porque esta situación acelera la despoblación y encadena una multitud de graves problemas que hoy la gente identifica con la expresión “España vaciada”.

Para luchar contra “la provincia vaciada”, Francisco Cacharro pone en marcha una primera medida a través de una empresa pública de la Diputación, a la que llamó SUPLUSA, cuyo misión principal e inicial era la de poner a disposición de los emprendedores locales de los pequeños municipios suelo adecuado para la implantación de sus iniciativas industriales y empresariales, y todo ello a un precio que no comprometiese la viabilidad de sus proyectos.

El Lugo universitario, la ampliación y mejora de las comunicaciones provinciales, la recuperación del medio ambiente, el impuso de la práctica del deporte, el apoyo a la artesanía para preservar y recuperar nuestro patrimonio histórico y cultural, y la puesta a disposición de suelo industrial en pequeños municipios para los emprendedores locales, forman parte de la realidad cotidiana de nuestra provincia, pero tienen su origen en el tesón, la capacidad de trabajo y el profundo y preciso conocimiento de la provincia de un hombre que durante 24 años trabajó para defenderla y mejorar la vida de sus habitantes.

Los 24 años trabajando a su lado y bajo su dirección, implantado o desarrollando algunas de sus más importantes iniciativas, me permiten calificarlo como una persona seria, haber comprobado su extensa y profunda formación científica y humana en largas y frecuentes conversaciones, y ser testigo del gran conocimiento de su provincia y de su sociedad, y por tanto de sus inquietudes y necesidades. Todo esto, y su propio carácter, le llevó a ser un extraordinario y a la vez exigente jefe comprometido a tiempo completo, no solo con la mejora y el desarrollo de la provincia, sino también con ayudar y resolver los problemas de muchas personas que se acercaron a él solicitando su ayuda.