Cacharro Pardo fue el primer conselleiro de Educación de la Xunta de Galicia, siendo Presidente Gerardo Fernández Albor, tras las elecciones de 1981. Así pues le correspondió a él el poner en funcionamiento dicha Consellería, que se ubicó en los bajos del edificio Viacambre, en la Plaza de Vigo 2, de Santiago de Compostela.
Eran tiempos difíciles, ya que a la escasez de medios tanto económicos como materiales y personales, se unían el volumen de trabajo y la complejidad que ello suponía. Apenas 3 ó 4 máquinas de escribir de las antiguas, con teclados de cuatro filas. Tres auxiliares administrativos y cuatro altos cargos eran el equipo con el que contaba Caharro Pardo para llevar a cabo la ingente tarea que le esperaba. Pero Cacharro Pardo era una persona con una inmensa capacidad de trabajo, que nunca regateó fuerzas ni horas de trabajo para conseguir lo que se proponía.
En innumerables ocasiones se le veía en la Consellería, dentro de su despacho, en mangas de camisa, delante de una máquina de escribir, realizando trabajos que hoy en día serían los propios de un/a auxiliar administrativo/a. Y es que el personal con el que contaba era a todas luces insuficiente. A todo ello se unía la responsabilidad de tener que llevar a cabo las “transferencias en materia de educación desde el Ministerio a la Xunta de Galicia”. Ello supuso que Francisco Cacharro tenía que pasar, en la mayoría de las ocasiones, hasta altas horas de la madrugada en la Consellería con el fin de supervisar el trabajo de su equipo, y que, al día siguiente debía trasladar al Ministerio de Educación, en donde debían discutirse los medios y servicios en materia de Educación que deberían trasladarse a la Xunta.
Muchos fueron los días y “luchas” entre Cacharro Pardo y los miembros del Ministerio en pro de conseguir lo mejor en materia educativa para Galicia. A él se le debe el haber conseguido el primer “cupo de profesorado” para impartir la Lengua Gallega en los centros de la Comunidad Autónoma de Galicia.
Terminar el trabajo a las 3 de la madrugada y coger el avión hacia Madrid a las 8 de la mañana era frecuente durante los meses que duró el traspaso de competencias en materia de Educación. Pero Cacharro Pardo nunca regateó esfuerzos y poseía una gran resiliencia ante los problemas que pudieran surgir en su labor como Conselleiro de Educación.
En aquellos tiempos la Consellería, en un principio, no disponía de ningún coche oficial. Ni siquiera para el Conselleiro, y era Cacharro Pardo con su coche particular, un Citroën, quien tenía que trasladarse en él a los actos oficiales. Mas tarde le sería asignado un Peugeot 505.
Cacharro era una persona que empatizaba con todo el mundo, y la puerta de su despacho en la Consellería estaba siempre abierta para cualquier persona. No estuvo mucho tiempo en el cargo de Conselleiro de Educación, pero es incuestionable que a él le correspondió la tarea más difícil de todas, como ha sido el “traspaso de funciones y servicios de la Administración del Estado a la Comunidad Autónoma de Galicia en materia de Educación”, y cuyo traspaso se materializó en el Real Decreto 1763/1982, de 24 de julio (B.O.E. n.º 182 de 31 de julio de 1982).