Pilar Falcón

El hombre que se hizo con el sitio

En el décimo aniversario de su fallecimiento, recordar con este libro coral la figura de Francisco Cacharro Pardo es un reto que va a contracorriente de la escoba que quiere borrar toda mirada a lo que fuimos, tuvimos y hemos heredado. Un hombre que se nutrió de la tierra y la cultura de Galicia, y que dejó aquí huella imborrable, como muy bien demuestra estar en las caricaturas del termómetro social que sigue siendo Siro López.

Cacharro se convirtió en un enchufe tomatierra, de esos seres que nazcan donde nazcan se hacen con el lugar y marcan estilo propio. Pertenece a la familia de personajes que hunden sus raíces al servicio del nutriente autóctono sin perder la diversidad del paisaje, ese entorno que le permitió marcar las diferencias, incluso ante Fraga y Barreiro.

Cacharro Pardo, Francisco, era un don Paco provincial. En Lugo llegó a tratar de colega al gran Miño, lejos de los pequeños arroyos de su Jaén que vertían las aguas al río Guadiel, paseante que caminaba para saludar al Guadalquivir. Como si de un vocablo árabe se tratase, mantuvo el gesto de respeto y formalidad tras unas gafas que podían mirar serio a la falda de Sierra Morena y verse paseando por la Muralla de Lugo como romano que confirma su auctoritas. Pasó de aldeas colonas al minifundio gallego en Lucus Augusti, donde hizo hogar de la rica historia y cultura de la región y hoy su legado se desentierra para entender el Lugo transformado en ciudad universitaria o la revolución que vivimos tras la promoción del Camino Primitivo.

Cacharro se sabe que fue un hábil conquistador de objetivos para agrandar todo aquello que se propuso, que tocó y que vive con este libro, sobretodo, en la memoria de quienes lo conocieron.

Recuerdo el día que apareció en el colegio como inspector de Educación, paseándose por los pasillos que separaban las filas de pupitres. Bajito, manos en los bolsillos y mirándonos a los ojos sin saber que lo que le esperaba era política y más política. Hombre pequeño, pero con una presencia que imponía respeto, sus movimientos le daban importancia, y su mirada parecía penetrar en espera de una sonrisa.

La vida de Cacharro Pardo es motivo de libro y exaltación por su entrega a la Educación y la Política. Trabajó incansablemente para mejorar la calidad educativa en un momento crucial con la publicación de la Ley General de Educación de 1970 (Ley Villar Palasí) que supuso una reforma clave en el sistema educativo en nuestro país. Se democratizó y se marcó la obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza hasta los 14 años, y se impulsó la Formación Profesional.

El compromiso de Francisco Cacharro Pardo, don Paco, lo fue con la comunidad, y su visión para con lo que hoy disfrutamos está ahí. Ello se pone en valor en un momento en que la Educación flaquea como cimiento fundamental que debe definir a un país, al lado de la Justicia y la Sanidad. Solo ello es suficiente para recordar la figura de este emblemático hombre que la política colocó tantos años como reflejo de lo que es ser personaje local y autonómico.

Cacharro Pardo nos obliga a reflexionar sobre la importancia de los compromisos sociales y el liderazgo en la política y en el sistema educativo. Su legado debe inspirar a seguir trabajando por la Educación y el progreso de Galicia, y dejar huella para que alguien sea valiente de recordar y resaltar. Su manera de actuar y trabajar es un ejemplo a seguir para aquellos que buscan una diferencia en la sociedad.

En este contexto se presenta el libro que tiene en sus manos con testimonios y reflexiones sobre la vida y la obra de Francisco Cacharro Pardo. El trabajo es un tributo a su memoria y un reconocimiento a lo que contribuyó en la educación y la política en Galicia. A través de las páginas de este libro los lectores podrán conocer mejor su figura y reflexionar sobre aquel que dio nombre a una forma de estar y hacer.

Ser conocedores de dónde viene lo que tenemos, cómo se consiguió y quiénes estuvieron en esa parte de logros y lucha, viene a dignificarnos a todos en un acto de justicia, que también debe ser de gratitud.