Enrique Alcorta Irastorza

Cosas del azar

Primera parte

Allá por la primavera del año 2004, recién estrenado el euro, el departamento de Catalogación del Museo Provincial de Lugo, arqueología e Historia, Artes decorativas e Industriales y Bellas artes, quedó sin personal, por causas sobrevenidas aunque también esperadísimas. Ante tal panorama, la por entonces directora del Museo, tuvo la genial idea, nótese la ironía, de convocarme a su despacho para ver si durante un año, un servidor podía suplir en la medida de lo posible las ausencias.

La presidencia de la Diputación, ostentada en aquellos días por don Francisco Cacharro, se dejo convencer, y allí empezó una vinculación con el Museo Provincial, la Red Museística y la Diputación de Lugo, que, al final se ha prolongado 20 años. Para no defraudar a los que confiaron en mí en aquel momento, una de mis primeras actuaciones en el Museo fue la de fantasma ensabanado bajando la escalera principal durante la noche de los Museos de aquel mismo año 2004. Pero esa es otra historia.

Aparte de ésta, a lo largo de los primeros años del siglo, se sucedieron diversas actividades, digamos que igual de serias: encuentro de Ciudades romanas del NW Hispánico, exposición de lucernas José Antonio Varela Dafonte, celebración del V aniversario de la Muralla como Bien Patrimonio de la Humanidad mediante un Congreso Internacional, presencia del Museo y la Rede Museística en las jornadas de Tarraco Viva durante varios años, etc., todas aceptadas desde Presidencia y el Área de Cultura del momento.

Rebasado largamente el plazo del año inicial mediante sucesivas renovaciones, al final hubo una propuesta para cubrir la plaza de arqueólogo de manera interina a fin de, otra actividad igual de seria, proceder a la informatización de las base de datos de elementos histórico-arqueológicos del Departamento de Arqueología del Museo y Red Provincial. Y la propuesta fue aceptada. Y hasta ahora.

Don Francisco se dejo convencer, o engatusar, otra vez. Eso no obviaba para que, cuando ocasionalmente nos encontrábamos por pasillos, dependencias o despachos, sacando a relucir su condición de Inspector de Educación, tuviera a bien, con mezcla de socarronería andaluza y retranca gallega, hacerme alguna pregunta de carácter histórico, como si estuviera examinando, controlando la calidad de contenidos escolares o, simplemente, y dicho rápidamente, fuera a pillar. Cosas del Azar.

Segunda parte. Años después

Con el paso del tiempo y ante el continuo aumento del volumen de materiales procedentes de las diversas y numerosas intervenciones arqueológicas urbanas, a título particular, se planteó la necesidad por nuestra parte de disponer de una oficina de trabajo para catalogar, estudiar fotografiar y dibujar el grueso de esos materiales, según los requerimientos planteados por la Consellería de Cultura de la Xunta de Galicia. Y así se adquirió un pequeño local.

Un día, y para general sorpresa, al salir del portal nos encontramos con don Francisco de frente como quien anda por su casa. Y así era. Resulta que, inesperadamente, éramos vecinos. A partir de aquel día fueron varias las ocasiones, en las que nos encontramos e, inevitablemente, la pregunta por su parte era siempre la misma: “¿Qué tesoros tienes ahí guardados? ¿Se pueden ver?”. La conversación siempre acababa en lo mismo: “El verdadero tesoro es la información”. Todo ello cigarrito por medio.

De esta manera, dos azares me ligaron a la Diputación Provincial de Lugo y a la persona de don Francisco.

Así es la diosa Fortuna, con los ojos vendados, imparcial y con el timón en su mano, porque sólo ella dirige los destinos.

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